"Un creador no es un ser que trabaja por el placer. Un creador no hace más que aquello de lo que tiene absoluta necesidad."
Gilles Deleuze
Hoy traemos a este espacio , dos textos, que aportaremos al pensamiento que vamos a pergreñar en #ikaskide13 ...

VUELTA A LA PAZ.- LAS FACILIDADES DEL TRATO ENTRE LOS MUCHACHOS Y LA DEMOCRATIZACIÓN DEL TRATO ENTRE LOS FUNCIONARIOS
Sin embargo, acaso sea de más momento seguir descubriendo la misma orden en las instituciones y relaciones humanas de la Paz. Pues aquí la facilidad y la abundancia de las relaciones en nuestro mundo es una evidencia no sólo clara, sino agobiante: nunca, en efecto, la confianza y la familiaridad se han podido establecer a tan barato precio entre las gentes; no sólo entre las bandas de muchachos se dá que todos más o menos son previamente amigos aun antes de conocerse, y que, caigas en Ámsterdam, en Los Ángeles o en Colombo, vas a encontrarte sin más presentación rodeado del calor de la familiaridad y la confianza, sino que aun las gentes corrientes de la calle se abordan ya a las primeras de cambio, se disputan como matrimonios viejos o se comprenden como compadres de bautismo con una facilidad y multiplicidad que hubiera escandalizado a nuestras abuelas, que se esforzaban todavía en inculcarnos a nosotros, últimos retoños de las pequeñas burguesías, aquéllas que se llamaban reglas de urbanidad. Y más aún: que el trato mismo entre los varios grados de las escalas jerárquicas de funcionarios o de técnicos se ha vuelto tan extremadamente “democrático” en el sentido que se entiende hoy el vocablo, que las primeras palabras de un Presidente o de un Rector serán siempre para pedir que se le apee del tratamiento, y lo más formal que se atreverá a poner por encabezamiento de un oficio a sus subordinados será algo así como “Querido compañero, me gustaría que volviésemos a considerar entre nosotros cuál será el mejor modo de aplicar la reciente disposición del Ministerio...”.
LAS
NUEVAS FORMAS DE MILITANCIA POLÍTICA VIOLENTA COMO ÚLTIMO EJEMPLO DE
COLABORACIÓN DE LA REBELDÍA CON EL ORDEN POR MEDIO DE LA REALIZACIÓN PERSONAL
EN LA MUERTE
En fin, por lo que toca el punto (f), por dicho se da entre los más o menos miembros de la comuna antinacionalista que, en la rebelión contra la Violencia Estatuída, así como no se cree en las virtudes de la no-violencia, así tampoco se cree en las virtudes de la violencia: propios y privativos del Tirano y de la Ley son la porra y el fusil y la justificación de los medios por los fines, y no se cree que pueda el tiranicida heredar las armas y copiar los medios del Tirano, como que en esos medios suyos están sus fines ínsitos y están sus armas preñadas de tiranía. Pero lo más notable en las nuevas apariciones, a que aludíamos, de las formas furibundas y matonas de la lucha entre una parte de los militantes (que se complementan harmoniosamente con la otra parte: los que con una fe aún más asombrosa siguen todavía camino de tomar el Poder por medio de las elecciones o de la ocupación progresiva de los puestos de la Administración) está en la manifestación del mecanismo que a lo largo de este comunicado venimos denunciando: la materialización de las astracciones como proceso de despilfarro: los rebeldes, en efecto, forzados en principio por el Poder a la adopción, para la lucha contra el Poder, de los métodos militares, legionarios, policíacos, fascistas, despiadados, fanáticos y matones, característicos del Poder, en una segunda fase, estrujados ya sus corazoncitos sangrantes por la supuesta necesidad de la adopción de dichos métodos, adquirida ya la facies de mostrenca dureza y frialdad de los propios esbirros del Tirano, seguros en fin de la justificación final de todo, van perdiendo la noción y sentimiento de la libertad aquella desconocida por cuyo enamoramiento se rebelaban, en la medida justamente en que conservan la Libertad o la Justicia o cualquier otro nombre como proclamación vacía y justificatoria, y cobrando, en cambio, el gusto masoquista y penitente por la crueldad misma y el peligro mortal de las acciones de la militancia; y es así como, en tanto que en la proclamación se sigue luchando y muriendo por la Causa, en la práctica se lucha por la Lucha y se muere por la Muerte. De lo cual el Estado saca un beneficio doble: de una parte, consigue unos enemigos comprensibles para Él, a la altura de Su propia dureza y estupidez congénita, pero suficientes para mantener en movimiento y en progreso Sus órganos de represión y promover la propia evolución que asegure Su subsistencia, mientras machaca, de otra parte, aquellos cuerpos y vidas que eran acaso algunos de los brotes más pujantes de la desesperación. Y congruentemente, el propio militante, al alcanzar la exaltación estrema de su ser (pocos títulos de personalidad más altos que la palma del martirio), despilfarra ipso facto, según la intimación del Orden, su cuerpecito rebelde y su vida desesperada.DESPILFARRO POR LA GUERRA, Y CÓMO LOS INTERESES ECONÓMICOS, CAUSAS ANTAÑO RECUBIERTAS POR PRETESTOS IDEALES, PASAN A SER A SU VEZ PRETESTOS
PARÉNTESIS:
LOS HOMBRES DE ESTADO SON INCONSCIENTES DE ESTA TRAMA.- NECESARIA FE DE LOS
CRIMINALES DE ESTADO
No que digamos –entiéndase bien- que Ellos mismos sean conscientes de esa trama: por el contrario, no creen los más o menos partícipes de la comuna que haya habido nunca príncipes maquiavélicos fuera del libro de Maquiavelo; que, lejos de ello, el emperador es el primero en creer en el imperio. Por ejemplo, aquél, con justicia admirado hasta la identificación por los locos de manicomio, que ante el espectáculo del mondongo de cadáveres franceses después de la batalla, comentaba “Esto con una noche de París queda reparado”, creía en Francia más que nadie, y hasta, si me apuráis, en la preservación de las conquistas de la Revolución Francesa. Y sincero sin duda era en su fe en la España Una Grande y Libre incluso un dictador de segunda mano como don Francisco Franco, y sincero ya hasta la medula de los huesos Adolfo Hitler. Y así también creyentes en la espansión, el Progreso, el nivel de vida, y sobre todo en las estadísticas de sus técnicos, estos modestos tiranos de la Nueva Sociedad. No hay, en efecto, crimen sin justificación; y esto es más que en sitio ninguno cierto para los multitudinarios crímenes de Estado. La fe y la estupidez de las poblaciones sólo quedan condignamente superadas por la fe y estupidez de sus dirigentes. Para poder despilfarrar vidas humanas la Estadística tiene previamente que reducirlas a masa y número de almas; pero la operación estadística convierte en primer lugar al estadista en la más ciega y obediente de las piezas de la computadora.